¿Qué es la depresión postvacacional? ¿Por qué se produce?
7 de Septiembre de 2023

El concepto hace referencia al periodo de readaptación a las tareas o deberes, propios del trabajo, tras las vacaciones. Es decir, se trata de un proceso adaptativo a una circunstancia vital adversa para muchos y que produce malestar. Eso sí, afortunadamente suele ser transitorio.


No existe el diagnóstico como tal, ni se puede considerar como una depresión, más bien estaría dentro del espectro de un trastorno adaptativo, podríamos llamarlo, más que depresión, estrés postvacacional. El cambio de rutina y descanso que permiten las vacaciones se cambian por las exigencias del trabajo, lo que produce estrés.


Todos estamos constantemente adaptándonos al medio y a situaciones previstas o imprevistas que causan estrés. Según la dificultad que encontremos para afrontar las circunstancias, o como percibamos cada reto en nuestra vida, seremos en menor o mayor medida vulnerables a presentar malestar.


Es verdad que no solo depende de nuestra capacidad de adaptación, evidentemente, también las circunstancias en concreto juegan un papel determinante. En este sentido, si nuestro trabajo tiene una connotación muy negativa, será mayor el malestar; por ejemplo, trabajos en los que no nos sentimos satisfechos, en los que hay mucha presión o en los que el ambiente laboral es hostil.


  • ¿Cómo se manifiesta?


En este proceso de “readaptación” al trabajo, pueden aparecer síntomas emocionales en distinto grado (malestar psicológico, ansiedad, ánimo bajo, irritabilidad, insomnio, alteración en la conducta alimentaria, dificultad para concentrarse, labilidad, cambios de humor). Pueden aparecer de forma conjunta o aislada.


  • ¿Puede afectar a la productividad en el trabajo? ¿Y en las relaciones sociales con nuestro entorno?


Los síntomas pueden impedir que el rendimiento sea óptimo, que la productividad sea baja y afectar otras áreas más allá de la laboral, como la familiar y social. Dependerá de hasta qué punto dejemos o permitamos que este malestar invada o “contagie” al resto de lo que compone nuestras vidas.


  • ¿Puede derivar en problemas peores?


En algunos casos puede causar trastornos de ansiedad con manifestaciones físicas más marcadas (palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, temblores), otras veces puede derivar en síntomas depresivos puros, como la falta de deseo por realizar actividades que antes resultaban gratas o incapacidad para disfrutar de ellas, también desinterés por todo o apatía.


  • ¿Cualquier persona puede sufrirla o hay un determinado perfil que sea más propenso?


Cada persona posee una capacidad innata y aprendida para solventar los problemas, por lo que la vulnerabilidad dependerá de la forma como afrontemos la situación, de que tanto nos dejemos afectar, de las estrategias que usemos para conseguir controlar el estrés y del apoyo familiar o social. Podríamos considerar todos estos como factores de protección y su ausencia como factores de riesgo.


  • ¿Cómo puede tratarse o aliviar los síntomas? ¿Es necesario acudir a un especialista? Si es así, ¿cuáles son los factores que hay que tener en cuenta para pedir cita en un especialista de Salud Mental?


Una vez nos reincorporemos al trabajo podemos usar estrategias para llevar mejor la adaptación:


  • Priorizar. No pretender resolver todo al mismo tiempo. Es más útil empezar por lo importante y No dejarse apabullar por las cosas pendientes y menos relevantes. Es decir, una cosa tras de otra.
  • Organizarse. Planificando el día, intentando respetar horarios, incluso los de descansó. Esto hará que el día sea más productivo y menos agobiante.
  • Cuidarse fuera del trabajo, practicando deporte, durmiendo bien, realizando actividades de ocio, frecuentando a la familia y amigos.
  • No llevarse el trabajo a casa ni traerse los problemas al trabajo. Hay que tener en cuenta que existe un momento y un lugar para atender cada asunto.
  • Plantear alternativas ante las dificultades del día a día, apoyándose en los compañeros, delegando, pidiendo ayuda y por supuesto ayudando.
  • A veces hay que parar, respirar, relajarse y evitar pensamientos negativos, catastrofistas, que no llevan a nada y nos impiden buscar alternativas.


No suele requerir un abordaje médico ni psicológico. Sin embargo, en el caso en que exista síntomas graves que afecten el funcionamiento de forma significativa es recomendable consultar con el médico de cabecera, quien determinará si es necesaria la derivación al especialista. Si bien es cierto que el médico puede proporcionar orientación y apoyo, e incluso tratamiento con medicación en casos muy puntuales.


  • ¿Hay alguna manera de prevenirla? ¿Qué consejos podemos darle a la población para que se mentalicen durante el final de las vacaciones y la vuelta sea menos dura?


Antes de reincorporarnos es necesario:

  • Haber descansado. A veces saber desconectar es difícil y esto hace que en la época estival no hayamos podido descansar bien, sin alejarnos realmente del estrés del trabajo. Las vacaciones hay que aprovecharlas para no saber nada del trabajo. y dedicar tiempo de calidad a cualquier otra cosa (familia, amigos, pareja…)
  • Darnos tiempo para asimilarlo. Prepararse psicológicamente, planificando la vuelta y estableciendo objetivos iniciales para hacerlo de la forma más organizada y relajada posible.
  • Intentar volver a las rutinas habituales días antes, regular los horarios del sueño, alimentación, autocuidado, cuidado de la familia.


Son trucos que pueden ayudar a que la adaptación al trabajo se haga de una forma amable y sin estrés.


No dudes en contactar con nosotros si necesitas de nuestra ayuda.

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